El éxito de un proyecto profesional se inicia en el momento de la presentación. Por muy buenos que sean las iniciativas elaboradas, si no se transmiten adecuadamente al público pueden caer en saco roto y constituir un fracaso estrepitoso. Por eso es importante cuidar hasta el mínimo detalle las presentaciones, de ello dependerá que el mensaje que deseamos transmitir llegue al destinatario de forma clara y eficaz.
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Los buenos resultados de una presentación dependen de varios factores. La elección de un material adecuado, la claridad de ideas, la ordenación adecuada de las informaciones juegan un papel determinante, además de una actitud relajada y abierta al intercambio de ideas.
Instrumentos adecuados
Lo primero que se ha de pensar a la hora de plantear una presentación es en el formato y en los elementos de apoyo que vamos a necesitar. No es lo mismo una presentación en Power Point que una exposición que requiera escribir o mostrar gráficos y fotografías. En varios e-commerce podemos encontrar soluciones útiles para resolver estos aspectos, desde paneles o flip-charts, hasta pantallas rotulables, pupitres altos o carros de proyección. Os aconsejamos visitar http://www.kaiserkraft.es para tener una idea de todos los tipos de productos para presentaciones que se pueden encontrar en el mercado.
Un aspecto que determinará la elección es la temporalidad del material a exponer. Si la información ha de estar a la vista del público durante un tiempo ilimitado, lo más adecuado son los murales o vitrinas. Por el contrario, para presentaciones puntuales se recomiendan paneles fáciles de transportar o bien pupitres altos. Todos estos elementos contribuirán a ofrecer una imagen de profesionalidad.
Ideas claras y objetivos definidos
¿Cuáles son las ideas principales que deseamos transmitir?, ¿qué pretendemos «vender» con nuestra presentación? Responder con claridad a estas preguntas nos ayudará a ordenar ideas y elaborar un discurso eficaz.
Es importante ofrecer la información bien estructurada y que responda a las expectativas que hayamos podido crear. El inicio es crucial, las primeras frases deben enganchar al público, al igual que los mensajes finales.
Cuidado con las estadísticas y el exceso de datos
Algunas presentaciones requieren obligatoriamente la exposición de datos y estadísticas. Pero hay que tener presente que el exceso de cifras en un discurso tiende a cansar; a los pocos minutos de la exposición, el público habrá desconectado por lo que es conveniente administrar las cifras de forma gradual.
Actitud
El orador no solo ha de saber exponer sus ideas, debe creérselas. Una buena actitud frente a la concurrencia es fundamental, de lo contrario, la idea que deseamos transmitir no conseguirá llegar al público.
Se ha de prestar especial atención a la forma de hablar. Las personas que hablan demasiado rápido no transmiten, como tampoco lo hacen las que hablan con excesiva lentitud. Como es muchas situaciones, la clave está en conseguir un término medio. Y cuidado con los tecnicismos, un discurso plagado de palabras técnicas puede resultar poco apropiado en determinadas presentaciones.
Anécdotas y testimonios
Un recurso que suele funcionar en las presentaciones es el de introducir ejemplos concretos que refuercen el mensaje. Las anécdotas personales, los casos de éxito y los testimonios relacionados con la materia siempre captan la atención del público.