Si un hombre, al cual se le está muriendo su mujer, encuentra a un farmacéutico que tiene el antídoto para la enfermedad pero la vende tan cara que no tiene suficiente dinero para pagarla ¿justificarías que este hombre robara la cura antes de dejar morir a su mujer?
Esta es la pregunta que se planteaba a los alumnos en una clase de psicología hace algo más de medio año, pero desde entonces mi cabeza no ha podido dejar de pensar en ello.
¿Existe la humanidad? esta es una pregunta que nunca me había hecho. Es más creo que la mayoría de nosotros ya sea por nuestro ritmo de vida o por la sociedad en que vivimos no nos solemos preguntar tampoco. Estas preguntas existenciales las relegamos a un segundo plano o incluso a un tercer plano, es decir, las lanzamos a un «cajón desastre».
Según la Real Academia Española de la Lengua la humanidad es la -sensibilidad o compasión de las desgracias de otras personas.- pero también podemos encontrar la definición como –la capacidad para sentir afecto, comprensión o solidaridad hacia las demás personas.-
Bien pues, en la pregunta formulada al principio yo defendía que sí, que estaba justificado el robo antes de dejar morir a una persona y una compañera que ejercía el papel de farmacéutico defendía que no. Yo alegue lo siguiente: que todos en el lugar del hombre robaríamos, aun sabiendo que vamos a la cárcel. Salvar una vida me parecía ya suficiente justificación, mi compañera en cambio alegaba que el precio que ponía el farmacéutico era tan alto porque le había costado mucho trabajo encontrar la fórmula y que no era justo un robo. ¡Claro que no lo es! ¿pero dejar que alguien muera es más justo? NO.
En ese momento recibí una gran «bofetada» tanto de ella como de la profesora. Mi postura no podía defenderse ya que la ley es para todos igual, es decir ese hombre debería dejar morir a su mujer.
Ese momento quedó grabado en mi cabeza y no fue hasta hace poco que me reproché a mí misma por qué no rebatí mejor, y cómo es posible que hasta una maestra tenga tan poca humanidad, ya lo decía el gran Fernando de Orbaneja: la educación se ha dejado en mano de incompetentes. Aquí es donde el concepto de humanidad comenzó a tomar forma para mí.
Está claro que debe haber leyes, y si están no es para quebrantarlas al gusto de uno, ¿pero qué pasa si esas leyes en lugar de proteger nuestros derechos humanos los quebrantan o son la llave de la puerta que permite jugar con ellos al antojo de los que manejan los hilos?. La humanidad es eso que debería ser común en todos y los derechos humanos como su nombre indica es un derecho en sí mismo, algo que nada más nacer nos pertenece y esta ahí para protegernos.
Ahora pongámonos de nuevo en el caso anterior: los derechos de esa mujer se vieron quebrantados, ¿y qué pasa con el tercer mundo? ¿qué pasa con África por ejemplo?… nada, no pasa nada porque nadie hace nada o no lo suficiente. No les damos la posibilidad de vacunarse, de estar sanos, pero oye ¡es la ley! la ley de la supervivencia, la ley de la avaricia.
Solo por no tener la misma capacidad económica pierden su derecho a vivir sanos, esa madre pierde su derecho a proteger a su pequeño bebé. Pero como la ley es para todos no pasa nada, en eso nos escudamos, detrás de pequeñas mentiras que tapan una gran realidad, la gran realidad de que cada vez somos menos humanos, de que cada vez perdemos más nuestra humanidad, y esa humanidad pierde su significado entre las líneas de la pantalla.
Y así nos va, realmente lo que yo diga no cambiará nada, pero al menos para mí misma sirve, o para ti lector, para hacer una llamada a tus ojos para que intenten ver más allá. Quizás solo con mi mera opinión no sirva para llamar tu atención , pero quizás esta noticia remueva tu conciencia.
-«El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.»-
– Aldous Huxley
-«Nuestra verdadera nacionalidad es la humanidad.»-
– H. G. Wells
-«La humanidad empezará a merecer verdaderamente su nombre, el día en que haya cesado la explotación del hombre por el hombre.»-
– Julio Cortázar
La imagen de cabecera pertenece al noveno episodio de la sexta y última temporada de la serie Perdidos (Lost) llamado «Ab Aeterno«, trata sobre una historia exactamente igual al ejemplo aquí expuesto: la encrucijada de un hombre que no puede pagar el precio que un médico le pide para pagar el antídoto que salve la vida de su mujer.
Se da la casualidad de que este episodio es considerado por la mayoría como el mejor de toda la serie (121 capítulos), tanto por la música (especialmente creada por este episodio) como por sus actores y su trama, y la serie es considerada a su vez la mejor de todos los tiempos con permiso de Juego de Tronos.