Estudiante. El Magacín.

Mayo, exámenes finales en la universidad. Llevas semanas sin salir al exterior, encerrado en la cueva de tu habitación, si más luz que la que te aporta el flexo que lleva contigo desde el comienzo de tu carrera. Ambos esperáis que tantas y tantas horas de estudio hayan dado resultado. Pero cuando abres el correo electrónico y miras la lista de notas, las lágrimas comienzan a brotar por tus mejillas: un 4.75. Comienzas las dudas, los alborotos y los miedos. ¿Qué he hecho mal? ¿Qué me ha faltado? ¿Acaso fui demasiado nervioso? ¿Para esto me he pasado meses encerrado?


Si eres estudiante, sea cual sea el nivel o el tipo de estudios que curses, seguro que alguna vez (o varias veces) has sufrido o has sido el protagonista de una escena igual o muy parecida a esta. Días, semanas e incluso meses que se centran en escribir en una hoja de papel palabras y datos que, seguramente, ni sepamos lo que son, pero los vomitamos sin más dentro del tiempo establecido. Y tras esta prueba, quedamos a la espera de un número que, supuestamente, nos dice lo validos (o no) que somos. Como decía mi profesor de filosofía en el instituto, no somos más que papagayos repitiendo una y otra vez lo que escuchamos en clase, sin comprender realmente lo que estamos diciendo.

 

«El estrés que produce el tener que alcanzar una nota en concreto afecta al rendimiento y al estado físico y mental de los alumnos»

 

Sin embargo, por muy surrealista que resulte esta situación, es el fiel reflejo de la educación actual, basada en exámenes finales que mediante cifras y décimas pretenden determinar nuestra inteligencia. Cifras que deciden qué carrera puedes escoger, cifras que deciden tu validez para un puesto de trabajo, cifras que tratan de ser el reflejo de todo un curso académico, cifras que incluso determinan lo bien que hablas un idioma.

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El estrés que produce el tener que alcanzar una nota en concreto afecta al rendimiento y al estado físico y mental de los alumnos, los cuales dejan de prestar atención a lo que están estudiando, relegando el aprendizaje a un segundo plano para así dar más importancia al sacar la mejor nota o simplemente aprobar una asignatura, tal y como comenta Marina Cano Cruz, estudiante de tercero de Estudios Ingleses en la Universidad de Castilla-La Mancha, que dice que “actualmente los estudiantes no nos preocupamos por ir a por la nota más alta posible. El sistema educativo está tan mal que el estrés que nos provoca un examen hace que nos conformemos con sacar la nota mínima para así poder obtener los 6 créditos de esa asignatura, porque un 5 para nosotros no es un aprobado, un 5 para nosotros son 6 créditos más. Y realmente es muy triste porque las pocas inquietudes de aprendizaje que tenemos nos las están arrebatando con este sistema tan injusto”.

Muchos son los estudiantes que coinciden con este hecho, pensando que los exámenes actuales están obsoletos y que, en vez de ser el reflejo de sus conocimientos, echan por tierra con una nota todo el trabajo hecho a lo largo del curso. Estos exámenes incluso destruyen las expectativas y los objetivos que estos tienen sobre sus estudios. Ángel Fernández Flores, también estudiante de tercero de Estudios Ingleses en la Universidad de Castilla-La Mancha, expresó su opinión acerca de este tema, diciendo que “es muy triste que no podamos salirnos de los establecido, ya que la sociedad no está para que cometamos errores”.


Todas estas circunstancias afectan al rendimiento académico de los estudiantes, traspasando las barreras académicas para también afectar a la vida social y a la salud de estos. Tal y como aparece en un artículo escrito por Joaquín Álvarez Hernández, José Manuel Aguilar Parra, Sergio Segura Sánchez, profesores del departamento de psicología de la Universidad de Almería, “el estrés ante los exámenes constituye un grave problema, no sólo por el elevado porcentaje de estudiantes que la padecen, sino también porque ejerce un efecto muy negativo sobre el rendimiento”. Estos efectos negativos comprenden problemas como la falta de sueño, la irascibilidad, la falta de concentración, problemas gastrointestinales derivados de los nervios, etc. Algunos alumnos incluso sienten algo parecido al asco, ya que terminan por aborrecer aquello que están cursando, tal y como cuenta Antón Varela para la revista VICE: «Otra cosa que me pasaba es que en la facultad me encontraba terriblemente mal del estómago. Era entrar y sufrir retortijones. He dejado unas cagaleras tan severas allí que hasta me da la impresión de que me he resarcido de todo el daño que me ha causado. Se lo comenté a mi psiquiatra y me sugirió que, si sólo me pasaba en la facultad, era que se estaba empezando a desarrollar una fobia. Eso me pareció bellísimo: fobia a la universidad».

Aprobar o fracasar: el dilema de los exámenes en la educación actual

Este efecto negativo también se refleja en enfermedades que pueden incluso derivar en trastornos tan graves como la depresión. Un ejemplo de esto es el “gaokao”, el examen de acceso a la universidad en China, el cual es considerado como uno de los exámenes más difíciles y duros del mundo. Los alumnos chinos se ven sometido a una gran presión debido a que este examen no solo supone el poder entrar a la universidad, sino que todo se convierte en una cuestión de prestigio y honor. Este examen, el cual se realiza a principios de junio y dura unas nueve horas diarias, es para el gigante asiático el billete de entrada en el mundo laboral, ya que la nota que saquen los alumnos decide a que universidades tienen acceso, y no todas son válidas. El acceso a una universidad considerada como mediocre en el país determina tu futuro laboral, ya que las empresas prestan mucha atención a esto. Para las familias de los alumnos es una cuestión de honor, y llegan a gastar grandes cantidades de dinero en sus hijos, o incluso son obligados a tomar ciertas sustancias para mejorar el rendimiento de estos, sometiéndoles a una presión tal que, en numerosas ocasiones, resultan en tragedia, ya que muchos alumnos chinos se suicidan debido a estos exámenes o, al menos, muchos de ellos han considerado alguna vez esta opción. Solo en Hong Kong, se llevan registrando desde 2015 la cantidad de 22 suicidios entre estudiantes.

Todo esto podría ser un buen caldo de cultivo para el siguiente debate: ¿son los exámenes realmente útiles en la educación actual? ¿Pueden ser eliminados o sustituidos en el modelo educativo actual?




Fabio Foglia, estudiante de arqueología en l’Università degli studi di Milano, piensa que “los exámenes no demuestran la inteligencia de una persona, pero son necesarios para ver si uno sabe algo o no. Que uno saque la nota máxima no quiere decir que sepa todo, y que uno suspenda el examen no quiere decir que no sepa lo suficiente. Desgraciadamente, dependen siempre del juicio que hagan los profesores pero, en general, la universidad debe tenerlos, de lo contrario bastaría con inscribirse y ya para tener una carrera”.

Los expertos coinciden con esta opinión, ya que, a pesar de que los exámenes no pueden ser considerados como los portadores de la verdad absoluta, son necesarios para llevar un control del alumnado, tal y como señala Elena Martín, catedrática de Psicología Evolutiva de la Universidad Autónoma de Madrid: “Es distinto decir que los exámenes no sirven para nada a referirse a exámenes finales, en los que te lo juegas todo a una carta, muy cerrados, que no tienen en cuenta el proceso y dejan fuera muchos aprendizajes… lo contrario a la función formativa de la evaluación. Esto no quiere decir que en la escuela no deba haber evaluación, esta es importante porque nos ayuda a avanzar”.

 

«Los humanos no somos cifras, un número no puede determinar por sí solo las capacidades y conocimientos de una persona.»

 

Y, a pesar de que puedan ser un instrumento de evaluación necesario, actualmente se abusa de ellos, aumentando la presión en los alumnos ya desde una temprana edad. Esta idea es similar a la opinión de Toni Solano, profesor de Lengua de Educación Secundaria y director del instituto IES Bovalar de Castellón, el cual piensa que “no es normal que un alumno de 1º de ESO, que viene de hacer cinco o seis exámenes por trimestre, se encuentre a partir de octubre con dos o tres exámenes cada semana. Sinceramente, se puede evaluar bien a un alumno sin recurrir a tanto examen”.

En definitiva, confiar demasiado en un examen puede ser perjudicial para el rendimiento académico del alumno e incluso para la salud física y mental de este. Los humanos no somos cifras, un número no puede determinar por sí solo las capacidades y conocimientos de una persona. Como dice Alba Estrada Fernández, alumna de tercero de Estudios Ingleses en la UCLM, “el método de calificación actual es desfasado e inútil. Nuestro sistema de educación se ideó con el propósito de que las personas fueran capaces de utilizar cierta maquinaria, ya que el boom de la revolución industrial lo requería. Sin embargo, actualmente las necesidades son otras, pero se siguen usando los mismos métodos. Por lo tanto, el sistema debería ser reformado para orientarlo a una práctica y un manejo de ciertos conocimientos, siendo así necesario conocer los contenidos anteriores, pero siendo conscientes de que su utilización debería ser orientada a la utilización de los recursos y generando nuevos a partir de nuestro pensamiento crítico”.

BIBLIOGRAFÍA

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Barnés, Héctor G. “El Examen Más Duro Del Mundo: El ‘Gaokao’ o Selectividad China.” El Confidencial, El Confidencial, 7 June 2017, www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-10-18/gaokao-examen-mas-difici_1275940/.

Barnés, Héctor G. “El Lado Oscuro Del Examen Más Difícil Del Mundo, Que Se Hace En China.” El Confidencial, El Confidencial, 9 June 2017, www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-06-10/gaokao-examen-china-lado-oscuro_1396787/.

Couceiro, Anxo F. “Depresión En La Universidad: Hablamos Con Estudiantes Españoles Que La Han Sufrido.” Vice, Vice, 18 Nov. 2016, www.vice.com/es/article/xd94ja/depresion-universidad-espana.

Editorial, Equipo. “Ansiedad En Las Aulas, ¿Cómo Afecta El Estrés a Los Estudiantes?” The Daily Prosper, The Daily Prosper, thedailyprosper.com/es/a/ansiedad-en-las-aulas-como-afecta-el-estres-los-estudiantes.

“Los Exámenes, Un Elemento Más De La Evaluación o Algo Que Debe Desaparecer.” El Diario De La Educación, 24 Oct. 2017, eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/10/25/los-examenes-un-elemento-mas-de-la-evaluacion-o-algo-que-debe-desaparecer/.

Álvarez Hernández, Joaquín, et al. “EL ESTRÉS ANTE LOS EXÁMENES EN LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS. PROPUESTA DE INTERVENCIÓN.” Universidad de Almería, 2011.

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