Con toda seguridad el sofá es la adquisición más importante que vas a hacer a la hora de decorar tu salón, primero porque es el objeto más voluminoso y segundo porque pasarás muchas horas encima de él. Por eso te queremos explicar por qué los sofás y los sofá cama de Ikea no son una buena opción y cuál podría ser una buena alternativa.
Razones para no comprar un sofá cama en Ikea
1. La comodidad no es la óptima
Seamos sinceros, los sofá cama en Ikea tienen mala reputación por ser terriblemente incómodos. Al contrario que una estantería, un cuadro o una lámpara, en un sofá tienes que estar encima de él mucho tiempo, es decir, no solo hay que tener en cuenta la estética sino la comodidad (tu salud y la de los tuyos). Por eso no basta con que el sofá o el sofá cama sea barato, tiene que ser cómodo y resistente.
Si por algo son famosos los muebles de Ikea es porque son menos resistentes de lo normal. Juzga tú mismo: no decimos que los muebles de Ikea no sean aconsejables, sino que existen mejores opciones en el mercado.
En Ikea son muy populares los diván o los sofá que nosotros llamamos «ladrillo»: cuadrados, rígidos, muy baratos pero tremendamente incómodos si te quieres tumbar.
Los sofá cama de Ikea sirven para, como se suele decir, salir del paso. Dormir un par de noches no es un problema, pero a partir de cierto momento te levantas con dolor de espalda. Resumen: Lo barato sale caro.
2. Tienen estética impersonal
Las dos piezas clave a la hora de comprar un sofá es que sea resistente y confortable, y si bien es cierto que la mayoría de los sofás de Ikea lo son, también es verdad que son impersonales. Ikea trata de llegar a un público muy amplio en muchos países y culturas diferentes, eso hace que los diseños sean cada vez más anodinos. Mucha gente opina que un diseño impersonal casa con todo, y esto es un gran error. Un sofá tipo chester, es un sofá clásico que casa con un salón estilo bohemio, industrial o rústico y sí pega con todo e tiene mucha más personalidad.
3. Sofás seccionales o modulares
Estos enormes sofás obligan en muchas ocasiones a comprar una mesa diminuta para el centro, dado que la mayoría de nosotros no contamos con salones gigantescos. Nosotros los llamamos los «comesalones». La gente suele comprarlos porque quiere que todo el mundo esté cómodo, pero en realidad lo que ocurre es que a la gente no le gusta hablar unos con otros estando pegados. Lo ideal sería comprar dos sillones o dos butacas separadas y un sofá de dos o tres plazas. No necesariamente tienen que ser el mismo estilo, pueden ser diferentes.
Si buscas sofás baratos en Valencia o en cualquier otra parte de España te recomendamos Sofás Valencia. Allí tienen una enorme variedad de modelos. Piensa que la opción de comprar un sofá y dos butacas separadas baratas te facilita jugar con los espacios, lo hace mucho más versátil. Puedes en un futuro cambiar de casa y quizás en tu nuevo hogar no te sirva ese norme sofá cama o ese enorme sofá modular de IKEA. Confía en los profesionales del sofá de toda la vida que te acabamos de aconsejar.