Colecciona las recetas de tu familia en su propio recetario digital
Colecciona las recetas de tu familia en su propio recetario digital

Las recetas familiares tienen un sabor distinto a las que podemos encontrar en internet o en libros de cocina. Tienen la capacidad de trasladarnos en un segundo a la casa de la abuela, a nuestros recuerdos de la infancia, a nuestra ciudad de origen…

Lamentablemente, algunas veces las recetas familiares quedan en el olvido o empiezan las discusiones eternas acerca de si el clásico arroz de la tía llevaba laurel o tomillo. Y por supuesto, nunca falta la llamada de emergencia: “Mamá, ¿qué iba en la salsa del pollo?”.

Por eso, si las recetas familiares están desperdigadas por ahí, puede ser una gran experiencia reunir el legado familiar en un buen libro de recetas, ya sea en papel o en digital. Juntar todas las que están dando vueltas, ponerlas en común, preguntarle a la tía si iba con laurel o tomillo ¡y dejarlo todo por escrito!

Ventajas de armar un recetario familiar

¿Quién no tiene un montoncito de papeles manchados en algún cajón que, en su momento, fueron recetas? O libros marcados con papelitos “agregar aquí una copita de cognac”, “este cerdo queda seco”. Posiblemente no se entienda nada de lo que dicen los papeles y, seamos honestos, pocas veces vamos a buscar ahí cuando no sabemos qué cocinar.

No importa si hacemos el recetario como un libro físico o digital. Sin embargo, la opción digital nos permite compartirlo con toda la familia y que no solo una persona tenga en su poder las recetas de la familiar. Después de todo, ¿qué mejor que estar a solo un clic de distancia de los sabores de nuestra infancia y compartirlos con las generaciones que vendrán? Además, en la versión digital cada quien podrá editar el archivo a su gusto, agregando o quitando las recetas que quiera.

Veamos entonces cuáles son las principales ventajas de armar nuestro propio recetario familiar, qué se necesita para hacerlo y cómo llevarlo a cabo. 

1. Compartir una actividad con tu familia

Para empezar, suena bien armar un plan con toda la familia para hablar de recetas y, lo más importante, ¡cocinarlas! Podremos ver en tiempo real cómo es que se bate la nata para que quede bien, qué se pone debajo de la carne para que no se pegue y averiguar por fin el ingrediente secreto de tantas recetas.

Al más organizado de la familia le tocará la división de tareas: qué recetas se preparan ese día, quién lleva los ingredientes para cocinar, quién cocina, quién lleva cada receta, quién las copia y en dónde.

No debería ser una discusión qué recetas incluir y cuáles no. Ante la duda, incluyamos todo. Después, si queremos nuestra propia versión, podemos descargarlo y usar herramientas para eliminar páginas de un PDF para eliminar las recetas que no nos interese conservar.

2. No se pierden las recetas 

En los últimos años ha cambiado nuestra conexión con lo que cocinamos y con lo que comemos. Quizás por la cantidad de alimentos ultraprocesados, quizás por el poco tiempo que tenemos para cocinar, la realidad es que para muchas personas la cocina se ha vuelto un asunto burocrático.

Por eso, hay algo muy valioso en recuperar una parte del legado familiar (¡sobre todo mientras las primeras generaciones todavía lo recuerden!) y tenerlo presente en nuestro día a día.

La próxima vez, en vez de preparar un pollo en 3 pasos usando alimentos precocidos, buscaremos la receta del pollo del abuelo. Quizás nos lleve un paso o media hora más, pero el sabor será inconfundible.

3. Tus recetas siempre a mano

Seguramente te haya pasado recordar de pronto algún platillo y empezar a revolver cajas y cajones para encontrar la receta. “Yo recuerdo que la tenía, pero no sé si quedó en casa de mi madre o si la tiré en la última mudanza”. O lo que es peor: encontrarla y que esté destrozada.

Con un recetario digital encontrar las recetas será mucho más sencillo. Podemos armar un índice de todas las recetas que incluímos en el recetario y, de esta manera, ir a cada una haciendo clic.

Algo importante para esto es saber cómo nombrar las recetas. Tenemos que pensar nombres cortos pero descriptivos, no será de ninguna utilidad tener 7 entradas distintas que se llamen “carne”.

4. Arma un plan de alimentación saludable

¿Quién está a salvo de la trágica y clásica pregunta “qué comemos hoy”? En general comemos siempre las mismas cinco cosas y terminamos usando pocos ingredientes (por lo general harinas o alimentos ultraprocesados) y no tenemos mucha variedad en nuestra dieta. 

Tener un libro de recetas siempre a mano nos va a dar muchas ideas para saber qué comer. Incluso, podemos organizar el libro por ingredientes y así buscar directamente sobre la base de lo que tenemos en nuestro refrigerador.

Otra gran idea es armar un plan de comidas semanal o quincenal. En este video sobre cómo armar un menú semanal vas a poder encontrar algunas ideas. Lo importante es tener en cuenta lo que realmente comemos y no intentar cambiar toda nuestra dieta drásticamente.

Cómo armar un recetario digital

Primero, lo que hemos visto: reunir a toda la familia y juntar todas las recetas. Después, debemos unificar el formato. Si la mayoría de las recetas están escritas a mano, una opción es escanearlas y guardarlas como una imagen en el recetario.

Pero lo mejor es copiarlas en el ordenador, para que estén más prolijas y legibles. Además, seguramente, hay datos que faltan en las hojas escritas a mano y podemos aprovechar para agregar esa información.

Es un recetario familiar, no olvidemos eso. Agreguemos fotos de algún día que hayamos comido esa comida todos juntos, anécdotas, una foto de la persona fanática de ese platillo, seamos creativos: estamos creando una nueva reliquia familiar para las próximas generaciones. 

Conclusión

Bien, hemos hecho nuestro recetario digital. Es colaborativo (cada persona lo puede editar a su gusto), tiene todas las recetas que necesitamos y hemos ido agregando la historia de nuestra familia. Cada integrante de la familia lo puede tener en su móvil o en el ordenador y verlo cuando necesite. A veces, acudiremos al recetario no para buscar una receta particular sino para conectar con el calor familiar, y así sabremos que hemos hecho un buen trabajo.