Derechos del niño

La mayoría de los padres admiten que con la aparición de un hijo en una familia su estilo de vida cambia drásticamente. Sin embargo, muchas veces tratan obstinadamente de mantener su horario anterior. Desafortunadamente, los niños no pueden planificar su tiempo tan bien como sus padres y necesitan orientación. Hoy hablaremos de la importancia de la rutina en los niños y cómo esto afecta a la seguridad que sienten en sí mismos. La educación es uno de los derechos de los niños, y la del hogar es tan importante como la de la escuela.


La rutina diaria en la niñez

Importancia de la rutina en los niños

La importancia de la rutina diaria se entiende con el siguiente ejemplo: si no hay una hora específica para irse a la cama, la orden de los padres de irse a dormir puede ser demasiado inesperada e injusta para el niño. Es muy habitual que los más pequeños de la casa traten de llamar la atención de los padres reclamando agua, o fingiendo que necesitan hacer pipi cuando no pueden dormir. Esto se soluciona con una rutina. El niño necesita saber de antemano lo que le espera durante el día. El derecho a la educación es uno de los derechos de los niños.

La rutina proviene de actividades repetitivas que ayudan a desarrollar el sentido de estabilidad del niño y la capacidad de predecir. La estabilidad, a su vez, es un componente importante de la sensación de seguridad.

Los expertos en crianza son unánimes en el hecho de que enseñar a un niño a las acciones rutinarias ya en la primera infancia lo ayuda a comprender el concepto de comportamiento habitual. Si bien el sueño es un problema diario en muchas familias, la solución es realmente muy simple. La secuencia y repetición de las mismas acciones antes de acostarse de un día a otro calma al niño y desarrolla en él una sensación de seguridad de que sus necesidades están siendo satisfechas. Las acciones rutinarias o, en otras palabras, repetitivas ayudan al niño a aprender sobre la vida, porque luego las afrontará mejor. Esto aumenta la capacidad del niño para controlarse a sí mismo y su autoestima.

El estilo de vida de los padres es un ejemplo para los hijos

Como adultos, generalmente tratamos de controlar varias áreas de nuestra vida: trabajo, familia o relaciones con amigos. Sabemos encontrar soluciones si nos sentimos cansados ​​y necesitamos dormir más; sabemos decidir cuándo comer por la mañana y a qué hora salir. Pero, ¿cómo nos sentiríamos si no supiéramos cuándo es la hora de dormir y en qué orden se desarrollan las actividades importantes a lo largo del día? Lo más probable es que todos los padres se sentirían inseguros y molestos en tal situación. En su mayor parte, así es como se sienten los niños cuando no creen que se satisfagan sus necesidades. En tales casos, los niños intentan intervenir, se ponen ansiosos, se inquietan y tratan de llamar la atención de sus padres.

Al establecer un horario de actividades diarias obligatorias, el padre está demostrando que existen ciertas actividades habituales en la vida del adulto que ayudan a hacer la vida diaria más fácil. No subestimes la rutina ni asumas que supone una atadura para el niño, ya que la experiencia adquirida de los padres durante la infancia ayuda enormemente al niño a ser independiente en el futuro.

Cinco razones por las que debes acostumbrar a tu hijo a una rutina

Cada Día de los Derechos del Niño organizaciones como Aldeas Infantiles SOS se dedican a recalcar la importancia que tiene educar bien a los niños para prepararles para su etapa adulta. Estos son algunos de los beneficios que nuestros pequeños obtienen aprendiendo una rutina:

  1. Las rutinas reducen el estrés y las luchas de poder, ya que los deseos e inhibiciones de los padres no son una sorpresa para el niño. El niño comprende que determinadas acciones se realizan en determinados momentos y en determinados lugares (por ejemplo, cepillarse los dientes, lavarse las manos antes de comer, recoger juguetes dispersos antes de acostarse, etc.).
  2. Acostumbrarse a una rutina ayuda al niño a sentirse como un miembro de la familia y a asumir la responsabilidad de sus acciones.
  3. Las actividades de rutina le enseñan a tu hijo a tener paciencia. Un niño puede tener un fuerte deseo de ir, por ejemplo, a un patio de recreo, pero si sabe que va allí con su mamá o su papá solo por la tarde, esperará, porque sabe que esto definitivamente sucederá.
  4. Las actividades rutinarias regulares crean una especie de reloj interno en el niño. Es más fácil que un niño se duerma por la noche, sabiendo que las actividades diurnas están atrasadas y es más fácil levantarse por la mañana a una hora determinada, sabiendo lo que le espera.
  5. Además, los padres se ven influenciados por la creación de actividades rutinarias para el niño y se sienten más tranquilos. Una rutina diaria clara del niño permite a los padres planificar mejor su tiempo.

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