Relato de otoño.
El otoño

El verano llegó a sus últimos coletazos con todo aquello que conlleva a la vida de las personas, vuelta a la rutina, los niños al colegio, los jóvenes a la universidad, y los adultos al trabajo; cuando llega el otoño se acabaron los días de las vacaciones con horarios abiertos para volver a la normalidad, dónde esos días de cierta libertad serán los fines de semana o puentes. Los nervios de los primeros días de clase en los pequeños y jóvenes se dan, saber que profesores tendrán o cómo serán esas asignaturas que van a dar lo largo del curso. Poco a poco se irán adaptando a esa nueva manera de llevar un horario más rutinario, pero si con ese sacrificio se aprueba todo, habrá valido la pena, ya que luego llegarán las merecidas vacaciones… aunque estén lejanas las próximas, y algo cercanas las pasadas.


A veces las inclemencias del tiempo son inciertas y no acompañan los días festivos y las grandes celebraciones de la misma, dónde la aglomeración de la gente es mucho mayor, como por ejemplo la Ofrenda de Flores  que se celebra el Día 12 de octubre, Día de la Virgen del Pilar, todos las personas que llevan su ramo de flores al pie de la Virgen colocado en la Plaza que lleva su nombre, en un altar gigante que se forma para la ocasión, lo llevan con fervor, o como consecuencia de un favor pedido y conseguido, hay que darle las gracias. Dura durante muchas horas, empieza apenas ha amanecido y acaba con la noche cerrada, multitud de horas ininterrumpidas. Al final hay un manto gigantesco formado por todas las flores recibidas que tanto los zaragozanos y visitantes hacen innumerables fotos para conmemorar esa fecha tan especial en la ciudad.

Hay conciertos musicales, y muchas más actividades para grandes y pequeños para poder disfrutar de esos días festivos; se hace un alto en las clases para poder participar de la mejor manera posible. Es un hecho que esos días las calles céntricas se llenan de gente y de actividades que casi no se puede pasar del barullo o del ruido que provocan esas manifestaciones culturales de todo tipo, pero hay que entender que son una vez al año y todo el mundo las espera con muchas ganas. También hay otras actividades que merecen la pena poder participar de ellas, ya sea como voluntario o como visitante. Me refiero al  Rastrillo Aragón que todos los años se realiza en la Sala Multiusos a finales de octubre hasta primeros de noviembre. Un mercadillo solidario con numerosos stands que con buenos precios puedes hacer la compra de aquello que podías necesitar y por casualidades de la vida lo encuentras y ayudas a los demás.


Nos damos cuenta que la vida pasa a veces de una forma rápida, otras sin embargo, se hacen más lenta… pero seguro que en la época del otoño habrá cosas especiales que valdrán la pena  disfrutarlas. Es cierto que también los días acortan tanto por el momento del amanecer como el del anochecer, se reflejan en las caídas de las hojas en las aceras, pero tenemos que tener en cuenta que cada año que pasa en nuestras vidas lleva consigo el cambio de estaciones. Aunque con el cambio climático a veces no sabemos bien en que época del año estamos… también se dejan atrás las fiestas populares de los pueblos y ciudades, la mayoría se realizan en el verano, pero también existen otras importantes en nuestro país, como las Fallas de Valencia o la Feria de Abril en Sevilla acabando en el mes de octubre con las Fiestas del Pilar en Zaragoza, mi ciudad.


Es emocionante ver las largas filas de visitantes que hay a la entrada el día de la inauguración y durante la celebración de la misma; cada año se saca mucho dinero para las distintas actividades de la Fundación Federico Ozanam que es quién la gestiona. Días de alegrías y de sorpresas, de volver a ver aquellos amigos y visitantes que cada año van con la idea de encontrar algo pendiente. La vida de las ciudades cambian en el otoño a veces llegan las prisas  para hacer aquello que tengamos pensado realizar… y esos paseos que eran más largos en el verano sin horario tan marcado no se puede realizar; acompaña también el tiempo, hace algo más de fresco y parece que todos tengamos ganas de llegar a un sitio más caliente, las casas o algún cine, o cafetería dónde quedamos con los amigos para poder charlar un rato con ellos, y tomar algo. Es un momento especial que no debemos dejar de lado, aunque la verdad es que siempre que queramos hacerlo a lo mejor no será posible, pero cuando se pueda hay que disfrutar de la ocasión que si la dejamos perder nos podremos arrepentir.

Las ciudades grandes también organizan exposiciones de todo tipo, algunas muy interesantes que normalmente duran varios meses y si nos interesan el arte y toda la cultura en general vale la pena poder visitarlas. Es una forma de recordar lo que hemos estudiado e incluso sorprendernos con alguna novedad que pueda haber, muchas veces lo vamos dejando porque hay otras cosas pendientes y crees que hay tiempo para verlas, a veces sí que se puede ver en el último momento y otras en cambio, dejas de verlas por falta de tiempo y a lo mejor era algo que te podía interesar conocer o visitar.

Organizándose hay tiempo para mucho y poder disfrutar de la estación de otoño en una ciudad. Los paseos por los parques son diferentes que en otras épocas del año, a lo mejor no hay tanta gente y se puede disfrutar mucho mejor que con aglomeraciones. La variedad del gusto del tiempo que estamos en todos aquellos que conocemos es diferente… unos prefieren el frío como en el otoño y otros muchos el calor estival… si vamos pasando por las diferentes etapas del año significa que estamos vivos y que cumplimos un año más, sabiéndolo llevar es importante aunque a veces nos cueste.

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